La enseñanza de la historia en escuelas normales.
La
enseñanza de la historia debe ser vista como un proceso de análisis y reflexión
como cualquier otra asignatura basada en la comprobación científica. Los alumnos
deben comparar sus conocimientos, sus trabajos y divulgaciones con la información
que, como menciona el video, basada en escritos antiguos denominados “fuentes
primarias” que partieron similar a la educación, a través de relatos y
experiencias que fueron registradas.
La
consciencia histórica no es más que la reflexión de los hechos en comparación con
el presente, pero para poder alcanzar esta parte, es necesario que todos tengan
dominio del contenido, en especial el docente. En la conferencia se menciona
que en un estudio realizado a los docentes de historia de secundaria, sólo el
20% tenían un título como educador, los demás no tenían algún documento que
avalara y respaldara su labor al frente de un grupo de estudiantes.
La formación
de los docentes va más allá de cuidar niños (como erróneamente todos atribuyen
este concepto), está ligada a la consolidación de los aprendizajes pero para
que éstos sean significativos, los alumnos deben encontrar una idea que logre
engranar sus conocimientos con sus propias ideas, es decir, que puedan darle
significado a las cosas que ellos hacen y piensan.
Por ello,
el docente debe encontrar la manera de cómo hacerles pensar críticamente a sus
alumnos, de allí surge la formación en las escuelas normales donde se puede
distinguir de otras universidades por una acción: prácticas profesionales.
Me gustó
la parte en el que el conferencista hizo un autoanálisis a su trabajo con los
alumnos, comenzó a decir lo que le sucedía al no ver interés en sus alumnos,
tomó una estrategia que muchos olvida: comparar un problema actual con alguno
similar al pasado; quedaría perfecto el lamentable hecho de Ayotzinapa del 2014
con la masacre del 68. Casos similares pero en diferente época que pueden ser
estudiados y analizados a partir de todas las circunstancias. Creando consciencia
histórica.
En conclusión
puedo decir que la formación de los docentes debe ser igual de buena que la de
los alumnos de primaria, exigir a ambos una mejor preparación y sobre todo dominio
de los temas. Trabajar la asignatura de historia, para mí, es uno de los retos
que más agrado le encuentro, porque todo lo que vemos, escuchamos y analizamos
tienen una estrecha relación con nuestro pasado. Considero que el cambio en las
estrategias de enseñanza tiene el peso completo en el docente, él es quien debe
hacer un análisis de su práctica e ir encontrando esos ajustes necesarios para
llevar a cabo una labor más eficaz y sobre todo entretenida para el alumno.
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