martes, 8 de marzo de 2016

"I HAVE A DREAM"

(TENGO UN SUEÑO)

28 de agosto de 1963.

El pastor de una iglesia bautista, Martin Luther King, fue una persona influyente en la década de los 60´s en el entonces país en desarrollo de Estados Unidos de América. Luther King era un afroamericano que desde joven se interesó en la equidad de los derechos, evitando la  discriminación y la esclavitud de los "negros" en ese tiempo. 
Dentro de sus varios movimientos para la aceptación y justicia, se encuentra el discurso denominado "i have a dream"(yo tengo un sueño); éstas palabras recorrieron todo el continente americano, incluso llegando a partes de Europa pues se peleaba por algo que muchas personas de otros países desconocían.
Frente al monumento a Abraham Lincoln, en la capital de Estados Unidos, Washington DC, un 28 de agosto de 1963, el entonces impulsor de los derechos civiles de los afroamericanos, Martin Luther King realizó un discurso frente a casi 200,000 personas.
Dentro de sus líneas, va mencionando cómo son violados los derechos de las personas de la denominada "raza negra" desde su arribo a esas tierras, hace 100 años. Va comentando que los derechos ya estipulados en la constitución eran como un cheque, que los fundadores de las leyes norteamericanas crearon un documento que parecía tener "fondo perdido" debido a la poca cobertura que tenía. 
También decía que ese momento no era para tranquilizarse, de relajarse pues no dejaría de luchar hasta que la que la justicia sea racial para todos los hijos de Dios. Divulgaba que para realizar estas protestas debían hacerse con disciplina y dignidad, pues la violencia no generaría otra cosa más que violencia. Que los blancos no debían verse como enemigos, sino no como hermanos con una libertad igual que ellos pero sin hacerse valer.
No estarían satisfechos por los malos tratos de los policías, de la sociedad, de no poder dormir cómodamente en una cama, que los hijos no puedan rezar por ser “para blancos” o que un negro en Mississippi no pueda votar y un blanco en Nueva York no quiera hacerlo.
En las partes finales mencionaba que tenía un sueño: que los derechos y libertades de los negros sean respetados ante todos, que los hijos de las distintas celebridades puedan sentarse en la mesa de la hermandad, que todos sean vistos como seres humanos iguales, y que cuando eso suceda la nación será bien recibida por Dios, sin importar la condición social o económica serán bienvenidos al reino puro del amor y la fe donde todos puedan gritar: ¡Por fin somos libres!

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